"Don Qujiote soy, y mi profesión la de andante caballería.
Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal.
Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía,
y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil.
¿Es eso, de tonto y mentecato?"
Don Quijote de La Mancha
Miguel de Cervantes Saavedra
Iniciamos nuestro post de hoy preguntándonos ¿tiene algún parecido nuestra realidad como promotores de responsabilidad social con el permanente quehacer y andanzas de Don Quijote?, ¿es que acaso no debemos enfrentar a diario nuevos obstáculos que, cual molinos de viento, nos cierran el paso por los caminos de la RSE, luchando contra su olvido, cansancio y/o agotamiento?
Somos
del criterio, y estamos totalmente convencidos de ello aunque nos tilden de
Quijotes, de que no se trata de agotamiento, de cansancio o de estar
considerando que la responsabilidad social ha sido una tendencia de moda más
que próximamente será sustituida por otra, se trata más bien de mantener
presente que la atención primaria de las cosas está en el origen, en las
causas de los problemas y que cuando hablamos de responsabilidad
social debemos ser consistentes con nuestro discurso, haciendo que nuestros
pensamientos, palabras y acciones coincidan plenamente... La clave para seguir
adelante está en lograr integrar estos tres aspectos y convertirlos en nuestro
norte, en hacerlos parte integrante del día a día, dentro de
una visión mucho más amplia, incorporándola de manera efectiva en nuestras propias agendas personales y en las de la alta dirección como un concepto medular del ADN corporativo y de
la estrategia empresarial, asumiéndola como una cuestión cultural, un modo de
actuar y de entender la interrelación de la empresa con un entorno cada vez más
exigente, en el que ya no se rinden cuentas única y exclusivamente a los
accionistas, sino que deben tomarse decisiones de consenso con todos nuestros
stakeholders dentro de un nuevo marco basado en el manejo integral de las relaciones
humanas, orientando esfuerzos hacia la adopción de metas empresariales
compatibles con los tres vértices del desarrollo sostenible: valor social,
valor económico y valor medioambiental.
Con base en ello, destacamos algunas frases que durante 2014
generaron, porqué no decirlo, algunas confrontaciones entre diferentes
actores de nuestra comunidad virtual, las cuales consideramos de gran
interés para replantearnos el futuro de la responsabilidad social:
"Si las empresas omiten aspectos relevantes para los grupos de interés, si no tienen puntos de vista críticos en sus informes de sostenibilidad, si no integran la sostenibilidad en su modelo de negocios, si dicen una cosa y hacen otra, si no reportan su contribución al bien común, ¿son carencias de la RSE o de su implementación por parte de las empresas? ¿Si la RSE no es parte del modelo de negocio de la empresa, es eso culpa de la RSE?"
Diciembre 2013
"Es difícil que la responsabilidad social avance si los gobiernos son indiferentes, si la sociedad civil se desentiende, si las empresas responsables no informan, si los consumidores no se enteran o si se enteran no actúan en correspondencia, si los medios no se interesan por el tema, si los grandes compradores se desentienden de su cadena de valor, si los mercados financieros no penalizan a las irresponsables y benefician a las responsables."
Noviembre 2014
"Es hora de hacer balance y de hacerlo abiertamente, abordando la cuestión nuclear: ¿Está sirviendo la RSE para transformar la cultura interna de la empresa, integrando en su gestión una visión amplia de sus impactos y sus responsabilidades para con la sociedad? ¿O por el contrario y en el fondo, todo está siendo un gigantesco engaño para hacer marketing social y buscar simplemente mejorar la reputación corporativa?"
"Hoy debo decir que estoy bastante decepcionado. La confusión conceptual entre RSE y acción social es general y, desgraciadamente, no para de crecer; la difusión social de la idea sigue siendo muy baja en la población, y sigue habiendo una formación insuficiente y una baja concienciación en los dirigentes de las empresas. Muchas buenas prácticas de RSE conviven en la misma empresa con vulneraciones flagrantes de legislación laboral o social. Se están haciendo rutinarias las actividades de RSE, hasta el punto de subcontratar la elaboración de las memorias. La implantación de esta cultura empresarial no ha pasado la barrera de las grandes compañías (y no de todas) a la mediana y pequeña empresa. No hay RSE en las Administraciones Públicas, y el discurso político favorable a la empresa sostenible brilla por su ausencia."
Ramón Jáuregui
Más leyes para una verdadera RSE
Noviembre 2014
"La moralina ha ganado la batalla de manera aplastante en una buena parte de la responsabilidad social. No es posible abanderar altos valores éticos perteneciendo a grupos o colectivos en los que se práctica el sectarismo, se crean células con ánimo pandillero para influenciar negativamente a terceras organizaciones, se miente y manipula con descaro o se utilizan medios de organizaciones sin ánimo de lucro o asociaciones para enriquecerse o hacer negocios lucrativos utilizando la información disponible, no obstante, es algo habitual, y en este sector funciona como lo hace en aquellos otros que mencionaba al principio del artículo. Aún así, es posible y deseable que gracias a este aire regenerador que comienza a soplar las cosas vayan cambiando. Se puede engañar a todo el mundo una vez y a muchos algunas veces, pero lo que no se puede es engañar a todo el mundo todas las veces. Las influencias hay que ejercerlas de forma positiva, es cuestión de sentido común, los adalides de las influencias negativas nunca han terminado por triunfar en sus cometidos porque nadie quiere estar continuamente recibiendo impactos biliares del prójimo por muy amigo que lo considere."
"... esté dormida, aletargada, en reposo, anestesiada o en penitencia o lo que sea, hay que hacer algo para rescatar el significado de la RSE, y ese algo depende de nosotros, cuando digo nosotros, no solo me refiero a ustedes y a mí, me refiero a todos aquellos que de una u otra forma tenemos un rol en el tema, bien sea como consumidores, como empresarios, como consultores, proveedores, clientes o simples ciudadanos. Y termino con lo dicho por (José) Almagro, “debemos ser capaces de resetearnos y de resetear las empresas y las instituciones. Sin responsabilidad social no hay futuro.”
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