20 de diciembre de 2010

RSE: ¿qué nos queda pendiente para el 2011?




Hacer un balance de los logros obtenidos por la Responsabilidad Social Empresarial (RSE)  durante 2010 no resulta una tarea fácil, ya que aún cuando este año hemos logrado avances muy importantes como la aprobación de la Norma ISO 26000, son muchas las asignaturas pendientes en nuestras organizaciones, así como en cada uno de nosotros, para asumir de una manera integral los cambios necesarios para garantizar la puesta en marcha de un nuevo modelo de negocios sostenibles, inclusivos, orientado hacia la inversión socialmente responsable y la construcción de una mejor sociedad.


Finalizamos este año con un saldo positivo en la profundización del conocimiento de la RSE, que ha dejado de ser una desconocida dentro del ámbito de la gestión empresarial para convertirse en un componente medular del ADN corporativo, aportándonos también una amplia variedad de opciones en herramientas metodológicas y modelos referenciales de buenas prácticas para su adopción en nuestras organizaciones. 2010 marcó una explosión sin precedentes en la utilización intensiva de las tecnologías de información y comunicación basadas en la web 2.0 como soporte para su divulgación, en el fortalecimiento de los programas de formación  y desarrollo de las competencias, habilidades y requerimientos de los nuevos líderes empresariales responsables; así como en el acercamiento de las empresas con sus clientes y grupos de interés (stakeholders), lo que les ha permitido una comunicación directa, interactiva y en tiempo real, pero que también les exige (y obliga) a asumir un comportamiento ético y socialmente responsable en todas sus operaciones.

Pero, ¿qué nos queda pendiente?, ¿dónde debemos reforzar nuestras acciones durante 2011?, ¿qué tendencias podría asumir el comportamiento de la RSE?  

Intentando dar respuestas a estas interrogantes, realizamos diferentes consultas dentro de nuestra comunidad en Twitter para la evaluación de los posibles escenarios, las cuales coincidieron en señalar algunas tendencias que marcarán la pauta en la gestión de la RSE durante el próximo año:


1)  Se requiere trabajar más hacia el interior de nuestras organizaciones, profundizando el proceso de cambios, bajo un nuevo enfoque estratégico que involucre el desarrollo de una visión compartida del Talento Humano, asumiendo la participación como algo natural, efectivo, generador de un adecuado clima de confianza y colaboración basado en la gestión del conocimiento y en el manejo integral de las relaciones humanas.


2)  Se experimentará un marcado interés por la adopción de modelos y herramientas metodológicas que nos permitan la gestión de la RSE en nuestras organizaciones (ISO 26000, SGE 21, GRI, por citar algunas), pero haciendo énfasis en mantener un especial cuidado de no convertirlas en camisas de fuerza que puedan limitar nuestras acciones sólo al cumplimiento del requisito de presentación de una memoria anual o el seguimiento, punto a punto, de cada una de las directrices de un modelo, desviándonos del verdadero sentido que debe tener la RSE dentro de la estrategia corporativa.


3)  Las escuelas de administración y de negocios estarán llamadas a ser actores protagónicos, ayudando a formar las competencias, actitudes y la conducta de los nuevos líderes empresariales responsables, quienes dispondrán de una gran sensibilidad, talento y especiales capacidades de gestión, ser motivadores, proactivos y, por sobre todas las cosas, deben transmitir credibilidad y confianza.

4)  En el marco de este proceso de formación de liderazgos responsables surgirá la gestión estratégica de la RSE como una nueva disciplina, pasando a ser un elemento articulador de los sistemas de control de gestión con la estrategia organizacional, haciendo de ésta parte integral del día a día.  Ello requerirá, necesariamente, de nuevos conocimientos y habilidades en el manejo de las herramientas de direccionamiento estratégico, cambio organizacional, sostenibilidad y relaciones con los grupos de interés.

5)  Es urgente la generación de verdaderos "puntos de encuentro" entre todos los actores sociales. La RSE no puede ni debe ser entendida como un compromiso aislado de la empresa, desvinculado de las realidades, necesidades y requerimientos propios del entorno en el que se desenvuelve, sino que debe ser una fuerza motivadora de cambio, de integración y de sinergias para alcanzar metas compatibles con los trés vértices del desarrollo sostenible: valor social, valor económico y valor medioambiental.

6)  Los cambios en la dinámica actual de los entornos de negocios hacen inviable seguir planteando escenarios en los que sólo uno de los actores mantenga una posición de dominio, bajo esquemas de "suma cero", en donde el logro de sus objetivos signifique necesariamente la anulación de los otros actores; frente a ello, se impondrá la necesidad de adoptar un manejo estratégico de las relaciones de la empresa con sus grupos de interés, basado en el diálogo y la conciliación, propiciando la conformación de alianzas y sinergias con una orientación "ganar - ganar".

7)  A nivel iberoamericano deberá trabajarse más en la definición y homologación de políticas públicas que promuevan la adopción de la RSE como herramienta de gestión para el desarrollo sostenible regional, lo que requerirá necesariamente de consensos entre todos los actores para la construcción de una visión compartida basada en el concepto de "Integración social corporativa" del que nos hablaban Michael Porter y Mark Kramer en "Estrategia y Sociedad".

8) Se promoverá la RSE como estrategia subregional para el desarrollo sostenible, propiciando el fortalecimiento competitivo de la pequeña y mediana empresa (PYME) iberoamericana como actor fundamental en la generación de bienestar social, la integración armónica y el respeto por los valores éticos, las personas, la comunidad y el medio ambiente, mediante la adopción de buenas prácticas de gestión en sus estrategias de negocios y la puesta en marcha de redes de cooperación que permitan la integración efectiva de todos sus stakeholders en la cadena de valor sectorial.

9)  Uno de los obstáculos que seguirán frenando el desarrollo de la RSE en muchos de los países de la región estará precisamente en la mayor discrecionalidad que vienen asumiendo los gobiernos, buscando imponer controles sobre las iniciativas privadas a través de leyes y/o reglamentos que han dado en llamar de "corresponsabilidad social", que distan mucho de ser verdaderos mecanismos de integración social. 

10)  La voluntariedad, la identidad y la sostenibilidad de las acciones empresariales, así como el compromiso por su entorno al dar siempre un paso más allá de las obligaciones legales, seguirán siendo los  aspectos determinantes de la RSE, por lo que no podemos pensar en la adopción de modelos en donde el sector público, o cualquiera de los otros actores sociales, se planteen como estrategia el debilitamiento de las capacidades competitivas de las empresas, amenazando con ello su propia existencia, sin tomar en cuenta que los esfuerzos de la RSE están planteados en la suma de las partes y en la generación de sinergias.



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