¿Sostenible o Sustentable?



Una historia sobre cómo dos palabras parecidas pueden cambiar el rumbo de una estrategia.
 
Todo inició en una de esas reuniones corporativas en donde el reloj parece correr más rápido que las ideas. En la pizarra, dos palabras escritas en marcador verde y azul llamaban poderosamente la atención: Sostenible y Sustentable. Alguien preguntó, con tono de curiosidad: ¿No son lo mismo? El silencio invadió la sala de juntas, marcando el punto de partida de una conversación que, sin saberlo, definiría la manera en que muchas organizaciones entienden hoy su compromiso con el desarrollo sostenible.
 
La diferencia que lo cambia todo
 
Durante años, ambos términos se han usado como sinónimos, y es lógico: ambos hablan de equilibrio, de permanencia, de futuro. Pero cuando se analizan con detalle, se descubre que esconden visiones distintas.
 
La sostenibilidad, entendida como la capacidad de satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las de las futuras generaciones, manteniendo un equilibrio entre el cuidado del medio ambiente, el desarrollo económico y el bienestar social, no es solo una palabra bonita; es la esencia misma del desarrollo sostenible, un modelo que busca armonizar lo que hacemos con lo que somos y con el planeta que habitamos. En esencia, busca un uso racional de los recursos naturales, la equidad social y un crecimiento económico responsable y duradero. En cambio, la sustentabilidad —como se le ha dado en llamar en algunos países de América Latina— tiende a concentrarse en una sola dimensión: la medioambiental. Es decir, preservar los recursos naturales, evitar el deterioro ambiental, hacer las cosas “de manera verde”. Una intención noble, sin duda, pero incompleta si se desconecta del bienestar de las personas y de la viabilidad económica que permite sostener cualquier esfuerzo en el tiempo.
 

Un mundo que exige integrar, no fragmentar
 
La diferencia no es semántica, es estratégica.
Hoy, los desafíos globales nos obligan a pensar de manera sistémica, no en partes aisladas. La sostenibilidad exige integrar las decisiones bajo una verdadera “visión compartida” para que la inversión social tenga sentido económico; que un modelo de negocio sea rentable y, a la vez, regenerativo, o que la innovación y la transformación no se midan solo por su impacto tecnológico, sino también por su impacto humano. De hecho, las tendencias internacionales lo confirman:
  • La ONU, con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, impulsa una visión integral en donde las 17 metas se entrelazan para alcanzar un equilibrio entre personas, planeta y prosperidad.
  • El Foro Económico Mundial insiste en que las empresas que sobrevivan en la próxima década serán las que logren alinear rentabilidad con impacto social y ambiental.
  • La academia y la gestión corporativa moderna promueven las bases del “nuevo liderazgo sostenible”: aquel que entiende que no hay sostenibilidad económica sin justicia social, ni sostenibilidad social sin respeto ambiental.
La “trampa” de la sustentabilidad parcial
 
Muchas organizaciones se quedan en la superficie: reducen consumo de energía, reciclan materiales, siembran árboles. Todo eso está bien, pero no es suficiente. Actuar de forma sustentable —solo desde la mirada ecológica— puede aliviar la culpa, pero no genera transformación. Ser sostenible, en cambio, implica revisar la cultura organizacional, el modelo de negocio, la manera en que se toman las decisiones y se mide el éxito. 
 
Allí está, precisamente, la diferencia entre hacer cosas verdes y pensar de manera sostenible. Una empresa no es sostenible porque cuida el ambiente, sino porque logra equilibrar las tres dimensiones del desarrollo sostenible, porque su crecimiento económico no excluye a las personas ni compromete negativamente al planeta.
 
Cuando las palabras inspiran un cambio
 
Quizás nuestra pregunta inicial —¿sostenible o sustentable?— no buscaba en sí una definición, sino una toma de posición. 
 
Aunque siempre se ha insistido en que cada organización debe elegir desde qué lugar quiere transformarse, esa toma de decisión debe plantearse, necesariamente, ¿desde la corrección de lo que daña, o desde la creación de lo que inspira? La sostenibilidad pertenece a este segundo grupo. No se trata de “sostener lo que hay”, sino de construir futuro desde la integración, la innovación y la responsabilidad compartida.
 
La Sostenibilidad y la Responsabilidad Social Empresarial actúan como la brújula ética que transforma los negocios en motores de cambio, generando prosperidad, impacto y un futuro que perdura.
 
Una reflexión para quienes deciden transformar
 
Si la sustentabilidad nos enseña a cuidar el planeta, la sostenibilidad nos enseña a cuidar también a las personas y a la economía que las sostiene. Esa diferencia, aunque parezca mínima, lo cambia todo. En tiempos en donde el cambio es la única constante, ser sostenible no es una opción, es una estrategia de supervivencia inteligente, porque no se trata solo de hacer negocios que duren, sino de hacerlos con sentido, equilibrio y propósito.
 
“Queremos dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos. Esa es la verdadera innovación.”
 
Tim Cook,
CEO Apple


 
 
 
 

Comentarios

Daymond Lopez ha dicho que…
Totalmente asertivo, adjetivos simples “Sostenibilidad y Sustentabilidad” pero poderosas en su accionar. ¿Porqué poderosas en accionar? Porque implica un profundo cambio conductual en el ser humano en todo su ámbito: empresas, gobierno, comunidades y un largo etcétera que afecta la manera que vivimos, hacer negocios y buscar ser próspero con una nueva premisa en las últimas décadas de este siglo 21, el Medio Ambiente, en donde a todos nos impacta por igual, independientemente del lugar geográfico en dónde nos encontremos.

Ahora bien, ¿esto es algo reciente? ¿porqué ahora y no hace 1 o 2 siglos antes desde la revolución industrial? No tengo esas respuesta, solo intuir que algunos intereses estaban en juego en su momento como: la riqueza petrolera, el descubrimiento del poder del átomo y la creación de las centrales nucleares (y su materia prima el uranio) que también impactan al ambiente, pruebas atómicas y nucleares, la minería y lo más ambicioso de las grandes potencias económicas hoy en día, “Las Tierras Raras”, que su extracción y procesamiento es altamente contaminante pero su resultado es fundamental para los productos móviles que utilizamos diariamente.

Un dato curioso o mejor dicho un pequeño ejemplo que puede ilustrar el enfoque de Sostenibilidad y Sustentabilidad, en la localidad de un Departamento de Bomberos de Livermore, California en EEUU., existe una bombilla que tiene más de 100 años prendida sin interrupción. Me saltan muchas preguntas, ¿por qué no se siguió fabricando bombillas de ese tipo? ¿qué materiales lo componen? Con el pasar de los años y el avance de la tecnología porqué no se sigue esa premisa de bombillos de larga duración (por ejemplo, medida en décadas). ¿Hay otros ejemplos aparte de esta bombilla a destacar? Los celulares hoy en día, una vez que sale de fábrica ya tiene una obsolescencia programada que lo veo como un desperdicio masivo de recursos, aumenta la contaminación por desechos electrónicos (e-waste) y fomenta un ciclo de consumo insostenible, exactamente lo opuesto a lo que la bombilla de Livermore que accidentalmente representa.

En resumen, la sostenibilidad desafía el statu quo, cuestionando modelos de negocio (como la obsolescencia programada) e intereses económicos (como la extracción de recursos sin mitigación) que han dominado los últimos siglos. Requiere un rediseño fundamental de la prosperidad, alineándola con los límites del medio ambiente. Gobierno, empresas y sociedad deben estar alineados en un fin común y es no depredar al planeta.
Luis Manuel Carapaica Gil ha dicho que…
¡Excelente aporte, Daymond!

Gracias por compartir este análisis tan completo y los ejemplos que ilustran tan bien la diferencia entre sostenibilidad y sustentabilidad en la práctica. Coincido plenamente en que estas palabras son simples, pero poderosas en su accionar, porque implican un cambio profundo en la manera en que empresas, gobiernos y comunidades interactuamos con el medio ambiente y los recursos.

Me encanta tu referencia a la bombilla de Livermore: es un símbolo perfecto de cómo la sostenibilidad puede inspirarnos a repensar la tecnología y el consumo. La obsolescencia programada, los residuos electrónicos y la extracción intensiva de recursos son justamente los desafíos que la sostenibilidad busca cuestionar y rediseñar, no solo por ética ambiental, sino por eficiencia y prosperidad a largo plazo.

Además, creo que este tipo de reflexiones nos recuerda que la sostenibilidad no es solo un concepto técnico o un conjunto de métricas; es un cambio de mentalidad y conducta que debe permear en todos los niveles: desde la política pública y la estrategia empresarial hasta nuestras decisiones diarias como ciudadanos y consumidores. Adoptar esta mirada integral permite que los esfuerzos individuales y colectivos se complementen, creando un verdadero impacto positivo y duradero para las generaciones presentes y futuras.

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